Hay solo dos fotografías en esta nota sobre el japonés Ash Shinya Kawaoto. Son dos extremos de un mismo trabajo. Uno es un esbozo de luces y sombras, de texturas y formas. El otro es la vida, una vida concreta, congelada en una instantánea. En ambos casos el juego es el mismo: La ciudad como marco en el que se mueve la gente, o la gente moviéndose en el marco de una ciudad. La fotografía de calle funciona en ambas direcciones. Incluso allí donde el rostro lo abarca todo, la ciudad sigue estando presente.
En su serie Tokyo Street Photography los sujetos aparecen justo delante del objetivo, en el momento preciso en que hay que disparar, y se esfuman una fracción de segundo después. Ash se coloca delante, buscando ese instante. Él lo crea y él lo captura. Dice que en la calle expresamos emociones que no mostramos en la comodidad del hogar. Afuera, entre el bullicio de la gente, en el anonimato que genera la masa, surge esa expresión que da sentido a su trabajo.
Es cierto que hay algo en el blanco y negro que consigue enganchar de entrada y sin esfuerzo, pero sólo a aquellos que se dejan impresionar con facilidad… Y es cierto que el contraste llevado casi al límite añade fuerza y tensión, pero sólo cuando el disparo es bueno y el trabajo de posproducción fino. En este caso no hay duda. No hay pose ni artificio. Sólo trabajo, mucho riesgo y buena fotografía.
En una entrevista cuenta lo sorprendentemente difícil que resulta capturar la vida cotidiana de la gente corriente… “Una vez estuve tomando fotos en el mismo lugar casi a diario y siempre lo estropeaba. Tomé cientos de fotografías fallidas hasta que por fin conseguí una buena. Es la foto que me hizo comprender lo importante que es no temer al fracaso” … Es la foto de la anciana.
Ash Shinya Kawaoto dirige una empresa de desarrollo de páginas web. Llegó al oficio buscando un pasatiempo y ha acabado por hacerse un hueco en la profesión. Un trabajo lleno de fuerza y personalidad. Su portfolio merece la pena.